El viajero que llegue a Hiroshima no encuentra huellas del desastre al bajarse del Shinkansen (tren bala). El mayor acontecimiento del siglo XX, según una encuesta a los lectores del diario The New York Times,
vuelve cada 6 de agosto al recuerdo. Ayer se cumplió el 67 aniversario
de la primera bomba atómica lanzada en el planeta sobre una población
civil. En Hiroshima la vida transcurre plácida, con un tranvía que
circula parsimonioso por el centro de la ciudad, ajeno al Holocausto nipón. Kosei Mito se encarga a diario de recuperar la memoria. Cuando el Enola Gay lanzó el artefacto a las 8.15 horas, la madre de Kosei estaba embarazada de cuatro meses de Kosei. Él no fue un niño de la guerra. Es uno de los 219.000 hibakushas (superviviente), un bebé de la bomba atómica.
El resto de la historia, en El Confidencial.
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