
Un tecnócrata soberbio, sobrado de sí mismo, y muy preparado intelectualmente -memoria prodigiosa, un Google humano que apabulla con datos, nombres y cifras y corrige con vehemencia si el interlocutor tiene algún error- aterrizó el Día del Libro de 2009 en la Presidencia de la Junta de Andalucía sin vocación de liderazgo, de número 1. Sí, había sido dos veces ministro, era vicepresidente económico de Manuel Chaves en el Ejecutivo andaluz, pero no le gustaba la primerísima fila. “Ahora llevarás el maillot amarillo”, le adelantó José Luis Rodríguez Zapatero a un político que sólo pensaba en la jubilación. “Bueno, cuando un político te dice que no quiere un cargo, como mínimo, desconfía de eso”.
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