Platicaban de crepúsculos, del epílogo de la carrera de un futbolista. ¿Cuándo llega el punto final?
Valdano y
Pellegrini,
el jefe y el 'Ingeniero' en el Real Madrid de la 2009-2010, se reúnen
para radiografiar cómo finiquitaron su carrera como jugadores, pero no
hablaron tanto de ellos, sino de
Butragueño y, sobre todo, de
Raúl. ¿Acaso se encerraron una hora en el estreno
del centro cultural La Térmica de Málaga los dos 'verdugos' profesionales del dúo de delanteros, aquellos del corazón tan blanco?
La
pregunta puede resultar injusta, pero según las explicaciones del ex
director general deportivo del Real Madrid y el actual entrenador del
Málaga, tampoco estaría muy desenfocada. Valdano había sido compañero de
Butragueño en las noches europeas del miedo escénico del Bernabéu. La
leyenda del 'Buitre' no cesa de volar. Valdano todavía recibe la crítica
de un grupo de señoras de unos setenta años que toman el té de las
cinco de la tarde en el hotel Eurobuilding de Madrid. Señalan al
argentino, en voz alta, para que no exista ninguna duda. "
Ahí va el gilipollas que quitó a Butragueño". Y Valdano, el campeón del Mundial de 'la mano de Dios' de
Maradona, acepta la crítica en silencio.
Pellegrini aún parece un boxeador 'groggy', como si fuera 1971 y
Alí acabara de perder
frente a
Frazier en
el Madison Square Garden. Se le nota contrariado por su salida abrupta
del Real Madrid. No quiere hablar. Todo pasó hace demasiado poco tiempo
como para que el olvido minimice el dolor del despido de
Florentino Pérez.
Pasapalabra elegante: "Yo paso, como en el dominó". Una obviedad: "Fue
un gran orgullo estar en el Real Madrid". Asegura que mantiene una "gran
comunicación" con Raúl. "Sobre las influencias, sin comentarios…". Unos
minutos antes había definido de un modo gráfico el tobogán de la figura
del entrenador. "
Pasamos de bestial a ser una bestia".
Valdano, convertido por un momento en el larguirucho argentino que con 19 años aterrizó en el Alavés dirigido por 'Pajarito'
Ben Barek,
presente en el acto en primera fila, ya no está en ese instante para
encadenar frases subordinadas colocadas con exactitud. Le puede la
sinceridad. "Dentro de un club de fútbol siempre hay peleas, es un
entorno muy emocional y cargarse a un ídolo siempre tiene sus
consecuencias. Hay intereses y no suelen ser sencillas estas decisiones.
Cualquier decisión se convierte en un espectáculo y eso lo complica todo".
Y
Enric González, acaso el cronista más brillante de su generación, desde este lunes articulista de
El Mundo tras
dos décadas en El País,
el moderador del encuentro, formula más preguntas para animar el
debate. El público (150 personas abarrotan la sala Benalmádena del
antiguo Centro Cívico) insiste en el pasado. González había empezado con
un dato: el suicidio de
Abdón Porte, el ídolo del Nacional de Montevideo, que no aguantó la voz pasiva: ser retirado (y no retirarse) del equipo titular.
No hay preguntas del futuro, ni del presente Mourinhista. Ni rastro del 0-5 en Mestalla. Escasas sobre el Málaga CF.
"La camisa de fuerza del loco"
El
mar del fútbol no navega con calma. Quizá jamás lo hizo. Mucho menos
ahora, con clubes y presidentes que creyeron (y algunos todavía creen)
en el maná eterno de los derechos de las cadenas de televisión y que los
euros seguirán lloviendo. Siempre, como sin con ellos no llegara el
crepúsculo. Valdano no se corta: "
Las sociedades anónimas son una camisa de fuerza que le hemos puesto a un loco, pero el loco sigue siendo un loco".
Raúl
González era "titularísimo", como proclamó una vez Pellegrini, pero su
temporada en el Real Madrid coincidió con la chequera imbatible de
Florentino. Fueron 200 millones de euros que aparecieron para fichar a
Cristiano Ronaldo,
Benzemá y
Kaká.
"Raúl no podía dejar de ser titular nunca. En cuanto lo ponga, va a
responder, pensé. Lo puse mucho". En menos escala, también actuó de
verdugo profesional de
Guti y en su etapa en River Plate. No menciono al Villarreal en ningún momento.
Cuando
Raúl debutó en La Romareda (29 de octubre de 1994), la máxima
preocupación de Valdano fue atender a Butragueño. "Emilio, ¿necesitas
que te lo explique?". "No te preocupes, Jorge. Yo más o menos lo
entiendo, pero en mi casa el único que lo entiende soy yo", le contestó
Butragueño, que acabó jugando al fútbol en México. Y Raúl, ahora en
Qatar, disfruta del fútbol, ratifica Valdano,
"sin la exigencia del superprofesionalismo". "En el Real Madrid", precisa, "no estaba hecho para un papel secundario".
La "sobreprotección" de los "nobles" futbolistas
Los
jugadores ahora gastan fama de 'prima donna', con estructuras de club
que no contribuyen a la madurez de los profesionales. "
Los estamos
sobreprotegiendo; no saben elegir el menú de un restaurante o sacar una
tarjeta de embarque, pero siguen siendo la parte más noble del fútbol. Se relacionan en un ambiente bastante presionante con mucha naturalidad", sentencia Valdano.
¿Y cómo se afronta el declive del entrenador? Valdano ya no lo es. Promete que no volverá a serlo. Lo detalla: "
Tiene
que ver con el hastío, con mirar hacia dentro y si la ilusión es la
misma o no. Es difícil comunicar si no se tiene una enorme ilusión por
la tarea de entrenar". Pellegrini todavía no ve su crepúsculo,
aunque ya observa algunos indicios de ese principio del fin: "Con
algunos jugadores tienes 40 años de diferencia. La declinación del ser
humano es inevitable, pero vamos a tratar de prolongarlo lo máximo
posible", avanza.
Enric González también quería prolongarlo algo
más, pero tenía el tiempo ajustado. Veinteañeros se fotografían con
el 'Ingeniero' del Málaga de Champions y Valdano, a preguntas de los
reporteros, no desea que sus labios pronuncien la palabra Mourinho.
Tampoco opina si la suplencia de Casillas en La Rosaleda fue el principio del fin que ya sufrieron Raúl y Butragueño, el 'Buitre' del área que rememoran las señoras del té de las cinco en el hotel Eurobuilding.
Lo cuento en El Confidencial.