A la tercera, fue otra vez la vencida. No parecía el tercer partido
en la Liga de Campeones. El Málaga se asemeja cada vez más a un equipo
veterano, sólido y con proyección ofensiva, juegue en la 'Bombonera' de La Rosaleda o en Bruselas, una ciudad más volcada en alojar a eurofuncionarios que en animar a su equipo de fútbol.
Era
clave y decisivo que Isco volviera a aparecer. El emperador 'boquerón'
de la Champions empezó el partido muy tímido, como si quisiera pasar
desapercibido y no molestar a nadie. A los 15 minutos se arrepintió de
su decisión. Empezó a mostrar que el partido contra el Zenit no fue un espejismo de final de verano. Isco era el jugador de más talento de los 22. De nuevo empezó a deslumbrar.
El resto de la crónica.
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