El ex ministro con cara de niño y flequillo nervioso se zampa dos manuscritos a la semana. Y al menos una novela y un ensayo. Menos en su despacho, lee en cualquier sitio. Aunque donde mejor se concentra -en silencio, sin música- es por la noche, en el sillón de su casa de las afueras de Córdoba. Manuel Pimentel pasará una semana en Marruecos (Fez y Tetuán). Algún fin de semana en la Costa del Sol. “Me encanta la noche de Málaga. Es muy variopinta, alegre y cosmopolita. También me divierte el chiringuito, es muy nuestro”. En agosto baja el ritmo y traza planes para septiembre. Busca nuevos autores, escucha los cambios tecnológicos y sigue la política, aquella pasión que no olvida y a la que no regresará. Asegura que jamás.
La Tinta de Verano que escribo hoy en El Confidencial.
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