¿Quién contamina paga? En el caso de la empresa sueca Boliden desde luego que no. El Tribunal Supremo (TS) permitirá que quede impune el vertido de cinco millones de metros cúbicos producido el 25 de abril de 1998 por la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar (Sevilla). El desastre ecológico afectó a un tramo fluvial de 4.634 hectáreas y 62 kilómetros de longitud entre la mina y el límite con el Parque Nacional de Doñana.
El TS ha ratificado la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que invalidaba el acuerdo del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, de fecha 23 de marzo de 2004, que declaró que las entidades Boliden Apirsa, SL, Boliden AB y Boliden BV estaban obligadas solidariamente a reembolsar a la Junta los gastos y costes del vertido que contaminó a 20.000 aves y una consecuencias aún más trágica: 12 toneladas de peces muertos.
La rotura de la presa puso en peligro el frágil ecosistema de Doñana, acelerado en los últimos años, como adelantó El Confidencial en un reportaje publicado el 6 de octubre de 2010. En el índice de peligrosidad del parque nacional el escritor José Manuel Caballero Bonald precisó en declaraciones a este diario “las ponzoñas vomitadas por una balsa de la mina de Aznalcóllar”.
Aquí la información completa que escribo hoy en El Confidencial.
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