Se aleja 2007, el año I de este blog del que tanto estoy aprendiendo. En febrero, coincidiendo con el aniversario del primer post, habrá balance.
Quedan cinco horas para 2008. Muchos de vosotros veréis este post el año que viene. Espero que en 2008 podamos mantener el contacto y no sólo por este blog o mail: personalmente, cara a cara, el medio de comunicación más eficaz.
Por un 2008 repleto de éxitos personales y profesionales.
lunes, 31 de diciembre de 2007
Arcadi Espada
El blog de Arcadi Espada (vinculado con la editorial Espasa) se transforma en www.arcadiespada.es
domingo, 30 de diciembre de 2007
High Tech se robustece para salir a Bolsa
Artículo publicado hoy en el suplemento Mercados de EL MUNDO.
Dos horas con Antonio Banderas
Especial de dos horas de Antonio Banderas en Canal de Estreno, programa de cine de Canal Sur Radio. Cuidada selección de músicas, entrevistas y fragmentos de películas de un programa dirigido, diseñado y presentado por el periodista Miguel Ángel Fernández. Desde su infancia a El Camino de los Ingleses, pasando por Almodóvar y Hollywood.
"El mejor aliado es el tiempo", una frase de Banderas que recuerda esta emisión y que ningún creador debería olvidar. Aquí se puede acceder al programa íntegro.
"El mejor aliado es el tiempo", una frase de Banderas que recuerda esta emisión y que ningún creador debería olvidar. Aquí se puede acceder al programa íntegro.
sábado, 29 de diciembre de 2007
Ojalá llegue tarde
Muchos viajeros miran ansiosos el reloj a ver si su AVE Madrid-Málaga o Málaga-Madrid se retrasa lo suficiente como para que Renfe les devuelva el precio del billete. "Ojalá llegue tarde".
miércoles, 26 de diciembre de 2007
AVE Málaga-Madrid: cuatro horas y media
¿AVE Málaga-Madrid de dos horas y media? Pues hoy ha tardado cuatro horas y media. ¿Qué dirá la 'partía' Magdalena?
Un día de EL MUNDO
A partir de ahora, una vez a la semana, publicaré un artículo homenaje a Umbral en la columna de la derecha del blog, pero no incluiré el texto completo. Sólo un link. Los muy umbralianos pueden estar tranquilos: habrá al menos diez columnas más de Umbral sobre periodismo, periódicos y periodistas. El siguiente artículo, de marzo de 2004, es el último de 2007 de esta antología que publico en el blog.
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Un día de EL MUNDO
FRANCISCO UMBRAL
EL MUNDO; 29-3-2004
Víctor Olmos acaba de hacer con acierto y buen temple Un día en la vida de EL MUNDO. Se trataba de hacer el reportaje de la fábrica de los reportajes. No es la primera vez que se juega este juego, y más en el cine que en el libro. No hay por qué recordar títulos. Olmos inicia su aventura a las siete de la mañana captando un hilo directo con Moscú. Luego se interna en el famoso patio de columnas y ya por la tarde lo encontramos en el reino plácido y pensante de la cultura y la poesía. La tercera parte de esta andadura es la noche, naturalmente, con sus horas charoladas y febriles de ocho a doce, la llamada del cartero, la mirada crítica, el primer aviso de cierre, como un calambrazo de urgencia, y finalmente la edición nacional, que es como la local pero vestida de luces. Un recorrido apasionante por sí mismo y porque EL MUNDO viene siendo un enigma periodístico para los españoles.
Este libro me ha dado a mí la idea de contar uno de los primeros días del periódico naciente con andrajos melancólicos de todos los otros días. Estábamos en una calle triste, cercana a la actual, pero pasar de una a otra fue como un cambio de clase social. Los redactores escribían mejor y las redactoras estaban más guapas, y perdón por el toque de machismo. Pedro llegaba temprano, venía de una radio y aún traía abierta la llave de la conversación, de modo que lo coloquiaba todo y ponía a la gente al día, más o menos, de lo que iba a ser el periódico del día siguiente, o sea el que empezábamos a hacer. Pedro se quedaba en tirantes anchos y era como si de director tuviéramos un astronauta. Manuel Hidalgo, director adjunto y todo, se engaritaba en una cabina oscura y vertical donde sólo cabía él. Era la mínima expresión del periodismo, y al tiempo la máxima. Luego, como director del Magazine, que él situaría en la línea periodística de Rolling Stones, tuvo ya un despacho a modo donde nos podía recibir, y no en mitad del pasillo.
A mí me recogía la columna un motorista, pero yo iba mucho al periódico, oliendo también a motorista, mayormente a otro despacho aparente, el de Cultura, que era el de Elvira Huelves, y que olía a ginebra y Emma Rodríguez. Emma, muy seriecita, no se ha movido nunca de Cultura. Es como la Virgen vigilante y trabajadora en su culto a lo que escribimos los demás. No perdía un minuto ni para darte los buenos días. A mí por lo menos. Había redactores que eran de mucho subir y bajar las escaleras y los ascensores, y otros que no abandonaban su sitio, por miedo a que se lo quitasen, pues fue un tiempo inicial de mucho jaleo de sillas. Los miércoles teníamos una tertulia literaria chez Elvira de donde saldría el suplemento de los domingos. Los más asiduos éramos Luis Antonio de Villena y yo, pero luego salía una cosa totalmente distinta a la programada, porque Pedro J. había encontrado un tema culto y más comercial.
En aquellos primeros años de aquella calle triste parece que el proyecto político era llevar a La Moncloa a Aznar. La redacción tenía una idea y la dirección otra, pero el periódico salía. Aznar ganó hace ocho años y en Pradillo ha crecido un árbol agresivo, liberal, soleado y con fruto. Manu llama sin cesar para pedir más madera.
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Un día de EL MUNDO
FRANCISCO UMBRAL
EL MUNDO; 29-3-2004
Víctor Olmos acaba de hacer con acierto y buen temple Un día en la vida de EL MUNDO. Se trataba de hacer el reportaje de la fábrica de los reportajes. No es la primera vez que se juega este juego, y más en el cine que en el libro. No hay por qué recordar títulos. Olmos inicia su aventura a las siete de la mañana captando un hilo directo con Moscú. Luego se interna en el famoso patio de columnas y ya por la tarde lo encontramos en el reino plácido y pensante de la cultura y la poesía. La tercera parte de esta andadura es la noche, naturalmente, con sus horas charoladas y febriles de ocho a doce, la llamada del cartero, la mirada crítica, el primer aviso de cierre, como un calambrazo de urgencia, y finalmente la edición nacional, que es como la local pero vestida de luces. Un recorrido apasionante por sí mismo y porque EL MUNDO viene siendo un enigma periodístico para los españoles.
Este libro me ha dado a mí la idea de contar uno de los primeros días del periódico naciente con andrajos melancólicos de todos los otros días. Estábamos en una calle triste, cercana a la actual, pero pasar de una a otra fue como un cambio de clase social. Los redactores escribían mejor y las redactoras estaban más guapas, y perdón por el toque de machismo. Pedro llegaba temprano, venía de una radio y aún traía abierta la llave de la conversación, de modo que lo coloquiaba todo y ponía a la gente al día, más o menos, de lo que iba a ser el periódico del día siguiente, o sea el que empezábamos a hacer. Pedro se quedaba en tirantes anchos y era como si de director tuviéramos un astronauta. Manuel Hidalgo, director adjunto y todo, se engaritaba en una cabina oscura y vertical donde sólo cabía él. Era la mínima expresión del periodismo, y al tiempo la máxima. Luego, como director del Magazine, que él situaría en la línea periodística de Rolling Stones, tuvo ya un despacho a modo donde nos podía recibir, y no en mitad del pasillo.
A mí me recogía la columna un motorista, pero yo iba mucho al periódico, oliendo también a motorista, mayormente a otro despacho aparente, el de Cultura, que era el de Elvira Huelves, y que olía a ginebra y Emma Rodríguez. Emma, muy seriecita, no se ha movido nunca de Cultura. Es como la Virgen vigilante y trabajadora en su culto a lo que escribimos los demás. No perdía un minuto ni para darte los buenos días. A mí por lo menos. Había redactores que eran de mucho subir y bajar las escaleras y los ascensores, y otros que no abandonaban su sitio, por miedo a que se lo quitasen, pues fue un tiempo inicial de mucho jaleo de sillas. Los miércoles teníamos una tertulia literaria chez Elvira de donde saldría el suplemento de los domingos. Los más asiduos éramos Luis Antonio de Villena y yo, pero luego salía una cosa totalmente distinta a la programada, porque Pedro J. había encontrado un tema culto y más comercial.
En aquellos primeros años de aquella calle triste parece que el proyecto político era llevar a La Moncloa a Aznar. La redacción tenía una idea y la dirección otra, pero el periódico salía. Aznar ganó hace ocho años y en Pradillo ha crecido un árbol agresivo, liberal, soleado y con fruto. Manu llama sin cesar para pedir más madera.
lunes, 24 de diciembre de 2007
Nochebuena en Belén
He viajado estos días a Belén. Hoy paso la Nochebuena en la ciudad donde nació Jesús. No he podido ver la tumba de Raquel. He hablado con un franciscano argentino. Visito lugares sagrados. Busco en la Historia. En el Antiguo Testamento. Dialogo con familias palestinas y judías...
Esta peregrinación inesperada se la debo a Victoria Martín. Viaje a la ciudad de Belén, cuna del amor, semilla de Intifada (aquí se puede leer el primer capítulo). El libro de Viki, jefa internacional de la revista Tiempo, de la cosecha del 73, es un cuaderno de viajes escrito con la descripción, el color y las citas del buen periodista, el ritmo narrativo del escritor y la rigurosidad histórica del enamorado del pasado.
Aún no he terminado de leerlo. Me quedan 40 páginas. Esta noche, quitando unos minutos a la familia, los villancicos, el discurso del Rey (¿se callará él?) y los brindis, veré cómo acaba la Nochebuena en Belén. El intenso viaje de una de las periodistas internacionales españolas con más proyección. Será una de las grandes.
Esta peregrinación inesperada se la debo a Victoria Martín. Viaje a la ciudad de Belén, cuna del amor, semilla de Intifada (aquí se puede leer el primer capítulo). El libro de Viki, jefa internacional de la revista Tiempo, de la cosecha del 73, es un cuaderno de viajes escrito con la descripción, el color y las citas del buen periodista, el ritmo narrativo del escritor y la rigurosidad histórica del enamorado del pasado.
Aún no he terminado de leerlo. Me quedan 40 páginas. Esta noche, quitando unos minutos a la familia, los villancicos, el discurso del Rey (¿se callará él?) y los brindis, veré cómo acaba la Nochebuena en Belén. El intenso viaje de una de las periodistas internacionales españolas con más proyección. Será una de las grandes.
domingo, 23 de diciembre de 2007
AVE a Málaga
Y el AVE a Málaga llegó a las 12.33 horas. Magdalena Álvarez, con la voz medio perdida, 'vende' "su" obra. Dos horas y media entre Madrid y Málaga. 26 minutos a Antequera. 40 minutos a Córdoba. Zapatero se pone lírico: "Todo lo que el hombre ha hecho ya lo ha soñado antes". Frase de María Zambrano, la dueña nominal de la estación. Y mimos a Maleni: "No te contengas. Disfruta porque te lo mereces". Hoy, turno para el paripé oficial. Mañana llegarán los primeros viajeros. Nochebuena veloz. AVE, Málaga.
sábado, 22 de diciembre de 2007
Blade Runner
Me encantan las películas de ciencia-ficción, una afición que he heredado de la adolescencia. Claro, ahora me gustan más las películas "raras", como dicen mis amigos que no entienden que cuando estoy en Madrid me zampe, en versión original, una película finlandesa, austro-húngara o de Okinawa (bueno, lo de la japonesa sí que lo entienden mejor). También disfruto de algunas pelis "palomiteras" de Hollywood y del cine americano independiente. Y perdón, porque ya casi hay que pedir perdón, también me gusta (por lo general) el cine español y el europeo (en especial el francés).
El caso es que el miércoles (lo cuento esta noche, tenía que haberlo escrito quizá antes) fui a ver Blade Runner con varias décadas de retraso. Fue en los multicines Málaga Nostrum, muy cerquita del Aeropuerto. La vi en versión original. Con el montaje final de Ridley Scott. El Cultural le entrevistaba el jueves y decía el director que así montó la película, pero como no gustó ni al público ni a los críticos, la taquilla se volcó en E.T. ("Llévame a casa") y dejó a Blade Runner en una película rarita, indescifrable y demasiado oscura. Cambiaron el montaje y ahora, 25 años después, se proyecta tal y como Scott la concibió.
Blade Runner, basta ya de charlatanería, es una joya. Los que la hayan visto quizá dejarán de leer este post, pero los que no, no dejéis de verla. Mejor en pantalla grande, en versión original y con el montaje de Ridley Scott.
Rascacielos futuristas, coches voladores, anuncios de japonesas, luces de neón, como los que hay en los barrios tokiotas de Ginza o Shibuya, replicantes, androides, el teniente Castillo de Corrupción en Miami (Edward James Olmos), que interpreta a Gaff, gran aficionado a los origami nipones y que no deja de darle la tabarra a Harrison Ford, la banda sonora de Vangelis, pioneros adelantos tecnológicos como la videoconferencia, la destrucción o el amor, como diría Aleixandre, lluvia continua, el polémico unicornio, humo, contraluces, identificador de ojos...
Ella, que lleva los labios y las uñas tatuados de rojo, toca el piano y se enamora. Frases para nuestro particular libro de citas cinematográfico: "No me fío de mi memoria". "¿Cuánto tiempo viviré?". Y el envejecimiento acelerado de los Neux 6, un ajedrez simbólico, ventiladores en aspa, volteretas de Daryl Hannah, la novieta de Antonio Banderas en Two Much.
Todo acaba en un ascensor. Era 2019 y vivía en Los Ángeles.
El caso es que el miércoles (lo cuento esta noche, tenía que haberlo escrito quizá antes) fui a ver Blade Runner con varias décadas de retraso. Fue en los multicines Málaga Nostrum, muy cerquita del Aeropuerto. La vi en versión original. Con el montaje final de Ridley Scott. El Cultural le entrevistaba el jueves y decía el director que así montó la película, pero como no gustó ni al público ni a los críticos, la taquilla se volcó en E.T. ("Llévame a casa") y dejó a Blade Runner en una película rarita, indescifrable y demasiado oscura. Cambiaron el montaje y ahora, 25 años después, se proyecta tal y como Scott la concibió.
Blade Runner, basta ya de charlatanería, es una joya. Los que la hayan visto quizá dejarán de leer este post, pero los que no, no dejéis de verla. Mejor en pantalla grande, en versión original y con el montaje de Ridley Scott.
Rascacielos futuristas, coches voladores, anuncios de japonesas, luces de neón, como los que hay en los barrios tokiotas de Ginza o Shibuya, replicantes, androides, el teniente Castillo de Corrupción en Miami (Edward James Olmos), que interpreta a Gaff, gran aficionado a los origami nipones y que no deja de darle la tabarra a Harrison Ford, la banda sonora de Vangelis, pioneros adelantos tecnológicos como la videoconferencia, la destrucción o el amor, como diría Aleixandre, lluvia continua, el polémico unicornio, humo, contraluces, identificador de ojos...
Ella, que lleva los labios y las uñas tatuados de rojo, toca el piano y se enamora. Frases para nuestro particular libro de citas cinematográfico: "No me fío de mi memoria". "¿Cuánto tiempo viviré?". Y el envejecimiento acelerado de los Neux 6, un ajedrez simbólico, ventiladores en aspa, volteretas de Daryl Hannah, la novieta de Antonio Banderas en Two Much.
Todo acaba en un ascensor. Era 2019 y vivía en Los Ángeles.
viernes, 21 de diciembre de 2007
Rosell y Caraballo, absueltos
Francisco Rosell y Javier Caraballo, absueltos del juicio de Chaves contra EL MUNDO. Lo acaba de lanzar elmundo.es con un Urgente y luego en portada. Chaves pierde. Gana la libertad. Y el periodismo. Enhorabuena, compañeros.
miércoles, 19 de diciembre de 2007
¿Hasta cuándo el homenaje en este blog a las columnas sobre periodismo de Umbral?
EL MUNDO acabó el lunes el homenaje a Umbral de 100 columnas de periodistas y escritores con el artículo Amado mío, de su viuda, María España. Este blog lleva haciéndole un homenaje desde agosto publicando todas las semanas (en dos he fallado) un artículo de Umbral en EL MUNDO que tratase de periodismo, periódicos y periodistas.
He contabilizado al menos 17 columnas de Umbral (entre 2003 y 2007) sobre esta temática que todavía se podrían publicar en este blog. Evidentemente las hay de una gran calidad y otras que no tanto. Incluso recurre a títulos ya expuestos: El columnista, Los columnistas, Los periodistas.
Propongo a los lectores de este blog que opinéis si debería cerrar a finales de este año el homenaje a Umbral o bien debería seguir unos meses más hasta llegar a las columnas de 2007 y, aunque no se publicarían las 17 restantes, elaborar una selección y publicar diez más. La serie duraría hasta mediados de marzo.
Los hay que contestarán aquí, en el apartado comentarios, pero también sé de muchos lectores que no se atreven a hacer comentarios por pudor, vergüenza o quién sabe la razón. A éstos os invito a que me escribáis a mi correo electrónico: riverahdez@hotmail.com
La pregunta: ¿Hasta cuándo el homenaje a Umbral?
Gracias por tu participación.
He contabilizado al menos 17 columnas de Umbral (entre 2003 y 2007) sobre esta temática que todavía se podrían publicar en este blog. Evidentemente las hay de una gran calidad y otras que no tanto. Incluso recurre a títulos ya expuestos: El columnista, Los columnistas, Los periodistas.
Propongo a los lectores de este blog que opinéis si debería cerrar a finales de este año el homenaje a Umbral o bien debería seguir unos meses más hasta llegar a las columnas de 2007 y, aunque no se publicarían las 17 restantes, elaborar una selección y publicar diez más. La serie duraría hasta mediados de marzo.
Los hay que contestarán aquí, en el apartado comentarios, pero también sé de muchos lectores que no se atreven a hacer comentarios por pudor, vergüenza o quién sabe la razón. A éstos os invito a que me escribáis a mi correo electrónico: riverahdez@hotmail.com
La pregunta: ¿Hasta cuándo el homenaje a Umbral?
Gracias por tu participación.
martes, 18 de diciembre de 2007
Raúl del Pozo, en la última de EL MUNDO
Raúl del Pozo entra, como un torrente, en la última de EL MUNDO: "Buenos días a casi todos, salud y libertad". Es el sucesor de Umbral, no el heredero de su columna, que titula El ruido de la calle (la rúa, la suela de los zapatos que gastan los reporteros).
El ruido de la calle tiene como principal aportación una viñeta de Ulises, un talentoso ilustrador mexicano afincado en Madrid desde hace 15 años. 17 negritas: muchas clásicas, estilo Umbral: Quevedo, Marx, Jardiel, Pla. Políticos: Reagan, Aznar. Referencias mitológicas, históricas: Lawrence de Arabia, Aníbal, Mahoma. Guiños a periodistas: Gabriela Cañas (área internacional de La Moncloa, ex de El País).
Prosa navajera: "Gadafi es nuestro terrorista, como para los Estados Unidos eran sus hijos de puta Somoza y Trujillo". Y un remate, de esos que marcan: "La integridad del himen puede ser rota por folleteo o esfuerzo físico; por eso la virginidad es indemostrable, y menos en el país de Gadafi, que practica la mutilación genital".
El ruido de la calle tiene como principal aportación una viñeta de Ulises, un talentoso ilustrador mexicano afincado en Madrid desde hace 15 años. 17 negritas: muchas clásicas, estilo Umbral: Quevedo, Marx, Jardiel, Pla. Políticos: Reagan, Aznar. Referencias mitológicas, históricas: Lawrence de Arabia, Aníbal, Mahoma. Guiños a periodistas: Gabriela Cañas (área internacional de La Moncloa, ex de El País).
Prosa navajera: "Gadafi es nuestro terrorista, como para los Estados Unidos eran sus hijos de puta Somoza y Trujillo". Y un remate, de esos que marcan: "La integridad del himen puede ser rota por folleteo o esfuerzo físico; por eso la virginidad es indemostrable, y menos en el país de Gadafi, que practica la mutilación genital".
lunes, 17 de diciembre de 2007
Raúl Arévalo, camino del Goya
Raúl Arévalo y el autor de este blog, en enero de 2006, en el rodaje de El Camino de los Ingleses, en Alicante.
Raúl Arévalo está aliado con el talento. Sus personajes avalan una descomunal capacidad camaleónica para interpretar vidas y miradas diferentes. Raúl es un gran tipo, muy fiel a sus amigos (Juanjo Rodríguez, el Canco), a su novia, Alicia, a sus compañeros de rodaje... A todos.
En El Camino de los Ingleses, donde se convirtió en Babirusa, personaje clave de la película, fue una de las almas de ese grupo compacto, esa "nave de locos", como decía Antonio Banderas, que desafiaron las leyes de la gravedad cinematográfica.
El Camino de los Ingleses forma parte indisoluble de la memoria sentimental de Raúl, un enorme actor que ya el año pasado se merecía estar nominado al Goya, no sólo por la película de Banderas -con guión de Antonio Soler-, sino por la estupenda Azuloscurocasinegro. Hoy la Academia lo ha nominado como mejor actor de reparto por Siete mesas de billar francés. Raúl protagonizará muchas películas. Y siempre estaré orgulloso de haber narrado sus pinitos cinematográficos, aquel tierno y violento Amadeo Nunni, Babirusa, en El Viaje de los Ingleses.
domingo, 16 de diciembre de 2007
Gadafi en Málaga
El dictador Gadafi llegó esta tarde a Málaga. Se aloja en el NH. 200 personas forman el séquito de este enemigo de los Derechos Humanos, impulsor de atentados terroristas y ejecutor de la abolición de partidos políticos en su país. Todos le rinden pleitesía: Aznar, Zapatero, el Rey... ¿Por qué? ¡Ah! Ahora (dicen) se ha arrepentido de sus fechorías y ejerce la diplomacia. ¿A quién va a engañar? Por lo que se constata a todos los políticos. También a Sarkozy.
sábado, 15 de diciembre de 2007
Me gustan los viajes largos
En dos horas tomo en Madrid el Talgo de regreso a Málaga. Quedan apenas ocho días para que desaparezca el Talgo entre Atocha y la estación María Zambrano. Ahora estamos muy contentos de la llegada del ansiado AVE, pero dos horas y media es un tiempo que beneficia al turismo, al negocio, pero quizá poco para la reflexión.
Si se aprovechan, cuatro horas de viaje dan para mucho: ver el paisaje, leer una revista, una novela, el manojo de periódicos, dormir un rato, tomar un café en el bar del tren... También para reflexionar. A casi todo el mundo le gustan los viajes cortos, cuanto más rápido mejor. Pero a mí también me seducen los desplazamientos que tardan horas y horas, un interminable viaje capaz de generar las mejores ideas y proyectos de futuro.
Si se aprovechan, cuatro horas de viaje dan para mucho: ver el paisaje, leer una revista, una novela, el manojo de periódicos, dormir un rato, tomar un café en el bar del tren... También para reflexionar. A casi todo el mundo le gustan los viajes cortos, cuanto más rápido mejor. Pero a mí también me seducen los desplazamientos que tardan horas y horas, un interminable viaje capaz de generar las mejores ideas y proyectos de futuro.
jueves, 13 de diciembre de 2007
Hijos del monzón
David Jiménez saludaba ayer a la familia y a los amigos. También a los jefes. Su editor, Ángel Fernández Fermoselle, (Kailas), el primer corresponsal de EL MUNDO en Estados Unidos, confió en la obra y decidió publicarlo inmediatamente. Era su primer libro, 'Hijos del monzón', una colección de grandes reportajes que deberían formar parte de la asignatura de reporterismo de cualquier Facultad de Periodismo del planeta. Firmó ejemplares sin parar. Fue su gran día. Y ya piensa en el próximo reportaje en algún lugar de Asia.
martes, 11 de diciembre de 2007
Recuerdos
Hay pocas palabras que evoquen tanto. Recuerdos. Recordamos situaciones, personajes, personas, libros, películas, viajes, sensaciones. Las placenteras y las desagradables. También las agridulces. Ahora un grupo de científicos suizos ha identificado los ganglios que deciden "qué vivencias y datos valen la pena ser recordados". También cuáles no para así desocupar la "memoria temporal". ¿El objetivo? Que esta memoria trabaje de un modo más rápido y eficaz.
Seguro que muchos datos que recordamos merecen la pena ser olvidados y que infinidades de olores, descripciones o personas son olvidados por nuestra memoria de un modo implacable. De esa memoria vivimos los periodistas, los escribidores del presente, pero también del pasado, allí donde están las claves de la sociedad que analizamos. También nuestra intrahistoria, aquellos pasajes que internamente fotografiamos un día y que podrían regresar muy pronto a nuestra memoria.
Seguro que muchos datos que recordamos merecen la pena ser olvidados y que infinidades de olores, descripciones o personas son olvidados por nuestra memoria de un modo implacable. De esa memoria vivimos los periodistas, los escribidores del presente, pero también del pasado, allí donde están las claves de la sociedad que analizamos. También nuestra intrahistoria, aquellos pasajes que internamente fotografiamos un día y que podrían regresar muy pronto a nuestra memoria.
viernes, 7 de diciembre de 2007
Hawai, México, Basilea, La Habana
Marita en Hawai. Sonali que nacerá en México DF (y Alberto y Guadalupe tan felices). Michael Gordon que habrá tomado esta tarde un vuelo a Basilea. David que estará en La Habana. Amigos internacionales que volveré a ver en 2008.
jueves, 6 de diciembre de 2007
Pradillo, 42
Allí conocí a amigos inolvidables que aún conservo. Unos que nos fuimos de Madrid, otros que se fueron de la empresa. Y muchos que siguieron trabajando en Pradillo, 42, la ya mítica sede de EL MUNDO.
Jefes astutos, listísimos (otros no tanto), casi todos muy exigentes. Los que me dieron confianza en mi trabajo. Compañeros de trato exquisito, humanos, recurrentes y dialogantes. Trabajar en la redacción de un gran periódico nacional es una de las experiencias más apasionantes que le puede pasar a un periodista. Estar junto a los grandes, aprender sus técnicas, verlos en el pasillo y, ya con confianza, hablar con ellos en la máquina del café, o en la escalera o compartiendo un menú en el Abasota o unas cañas en el irlandés o esperando el metro en la estación de Alfonso XIII. Y las cenas y juergas por Prosperidad. O en la azotea del periódico. Las conversaciones sobre periodismo, literatura, política, amores, desamores, ciudades...
Comer con Julio Fuentes seis meses antes de morir en Afganistán. Jugar al fútbol con los compañeros de Deportes en pleno Mundial de Japón-Corea. Entrar en Documentación y ver todas las colecciones del periódico encuardenadas en tomos verde. Ver aparecer por la redacción a Umbral. A Raúl del Pozo. A José Luis Gutiérrez, El Guti, preguntando a las secres si estaba Pedro J. en el despacho.
Pradillo, 42 ya es historia. También Historia. Pradillo, 42 forma ya parte indisoluble de la vida profesional (y personal) de muchos periodistas. Aquellos años en los que cumplí el sueño de trabajar en la redacción de un periódico nacional.
Fue EL MUNDO. Fue en Pradillo, 42.
Jefes astutos, listísimos (otros no tanto), casi todos muy exigentes. Los que me dieron confianza en mi trabajo. Compañeros de trato exquisito, humanos, recurrentes y dialogantes. Trabajar en la redacción de un gran periódico nacional es una de las experiencias más apasionantes que le puede pasar a un periodista. Estar junto a los grandes, aprender sus técnicas, verlos en el pasillo y, ya con confianza, hablar con ellos en la máquina del café, o en la escalera o compartiendo un menú en el Abasota o unas cañas en el irlandés o esperando el metro en la estación de Alfonso XIII. Y las cenas y juergas por Prosperidad. O en la azotea del periódico. Las conversaciones sobre periodismo, literatura, política, amores, desamores, ciudades...
Comer con Julio Fuentes seis meses antes de morir en Afganistán. Jugar al fútbol con los compañeros de Deportes en pleno Mundial de Japón-Corea. Entrar en Documentación y ver todas las colecciones del periódico encuardenadas en tomos verde. Ver aparecer por la redacción a Umbral. A Raúl del Pozo. A José Luis Gutiérrez, El Guti, preguntando a las secres si estaba Pedro J. en el despacho.
Pradillo, 42 ya es historia. También Historia. Pradillo, 42 forma ya parte indisoluble de la vida profesional (y personal) de muchos periodistas. Aquellos años en los que cumplí el sueño de trabajar en la redacción de un periódico nacional.
Fue EL MUNDO. Fue en Pradillo, 42.
miércoles, 5 de diciembre de 2007
Los periodistas
Umbral publicó este artículo en 2003. Lleva idéntico título a otro que escribió en septiembre de 1998. Disecciona las tres categorías del reporterismo español de guerra: la sangrienta, la del truco y la del cazador de hombres. "El periodismo de enviado especial es un periodismo romántico", valora el escritor de periódicos. Se refiere Umbral a Julio Anguita Parrado. Ese mismo 10 de abril de 2003 también escribí de Julio.
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LOS PLACERES Y LOS DIAS
Los periodistas
FRANCISCO UMBRAL
EL MUNDO; 10-4-2003
Hemingway se pasó la Guerra Civil española en el bar Chicote de Madrid, protegido de sacos terreros, bebiendo ginebra y enviando unas crónicas infames por las que al poco tiempo le retirarían del empleo. Y es que Hemingway no tenía ganas de trabajar, pero tenía oficio. El oficio, la malicia profesional, son mejor que tener un sueldo.
Manuel Leguineche sabe mucho de estas historias que no ha vivido, pero él eligió la profesión del riesgo mejor que la profesión del truco, por eso todos son hoy hijos suyos. Digamos que el truco ha desaparecido del oficio. Hemingway, con su leyenda, les enseñó a todos que hay que jugarse la vida por una noticia y el alma por una noticia de cinco columnas. He conocido de cerca tres grandes periodistas de tirar tiros: el citado Hemingway, Leguineche y Luis Calvo. Los tres se hicieron Vietnam y eso es como hacer el bachillerato. Hoy existen, en la plantilla del reporterismo español de guerra, tres categorías: la categoría sangrienta de Hemingway, que a pesar de todo era un vicioso de la escopeta, aquellas escopetas románticas de nuestra Guerra Civil. Luego viene la categoría del truco que es la del que inventa la noticia para luego meterse dentro y salir de protagonista. Y finalmente, existe la categoría del cazador de hombres, tanto como de noticias, que va monte arriba a la busca del enemigo o del viejo montañero que le cuenta una historia.
El punto justo, sin retórica y sin truco, lo ha marcado Leguineche como dando un hachazo vasco en el corazón de la verdad dormida como Blancanieves. Pero en esta guerra ha ocurrido algo insólito: que Bush ha decidido no respetar el hotel de los periodistas, porque la información también es agresión y porque a él no le interesa demasiado que se difunda lo que está haciendo en Irak. Así es como han muerto ya algunos periodistas europeos y americanos, entre ellos varios españoles. El señor Bush, silenciosamente, ha declarado la guerra a los periodistas. Quisiera cortar todos los canales que informan sobre su manera de hacer la guerra en Washington, o sea el Pentágono, mientras él cena bien vestido (y ya es difícil) frente a su amigo Blair, que también tiene la sensación de que han ido un poco demasiado lejos. Dijo Jean Cocteau que hay que saber hasta dónde se llega un poco demasiado lejos. Pero Bush no ha leído a Cocteau ni falta que le hace.
Aquí el único que está disfrutando con su guerra es Bush, y ya proyecta cómo será la nueva Bagdad que él edifique. Blair tiene una cultura latina que se queda en los cuatro latinajos que el inglés ha robado al latín y que sólo dominaba Hamlet. En cuanto a nuestro ígnito presidente, no se han ocupado de él para nada y al final va a resultar un pillo de la guerra.
Los periodistas necesitan creer en la información porque la información son ellos, somos nosotros. En eso se nota que un periódico es bueno, en que la gente cree en lo que escribe y hasta muere por ello, como Parrado, que ése ya es un demasié y ha puesto en la aventura su honestidad y la de su padre, o sea que lo han matado. El periodismo de enviado especial es un periodismo romántico. Pero ha dicho Pedro J. Ramírez que no hay guerras de máquinas. Bien dicho, coño. Las guerras seguirán haciéndolas los hombres y Dios dirá.
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LOS PLACERES Y LOS DIAS
Los periodistas
FRANCISCO UMBRAL
EL MUNDO; 10-4-2003
Hemingway se pasó la Guerra Civil española en el bar Chicote de Madrid, protegido de sacos terreros, bebiendo ginebra y enviando unas crónicas infames por las que al poco tiempo le retirarían del empleo. Y es que Hemingway no tenía ganas de trabajar, pero tenía oficio. El oficio, la malicia profesional, son mejor que tener un sueldo.
Manuel Leguineche sabe mucho de estas historias que no ha vivido, pero él eligió la profesión del riesgo mejor que la profesión del truco, por eso todos son hoy hijos suyos. Digamos que el truco ha desaparecido del oficio. Hemingway, con su leyenda, les enseñó a todos que hay que jugarse la vida por una noticia y el alma por una noticia de cinco columnas. He conocido de cerca tres grandes periodistas de tirar tiros: el citado Hemingway, Leguineche y Luis Calvo. Los tres se hicieron Vietnam y eso es como hacer el bachillerato. Hoy existen, en la plantilla del reporterismo español de guerra, tres categorías: la categoría sangrienta de Hemingway, que a pesar de todo era un vicioso de la escopeta, aquellas escopetas románticas de nuestra Guerra Civil. Luego viene la categoría del truco que es la del que inventa la noticia para luego meterse dentro y salir de protagonista. Y finalmente, existe la categoría del cazador de hombres, tanto como de noticias, que va monte arriba a la busca del enemigo o del viejo montañero que le cuenta una historia.
El punto justo, sin retórica y sin truco, lo ha marcado Leguineche como dando un hachazo vasco en el corazón de la verdad dormida como Blancanieves. Pero en esta guerra ha ocurrido algo insólito: que Bush ha decidido no respetar el hotel de los periodistas, porque la información también es agresión y porque a él no le interesa demasiado que se difunda lo que está haciendo en Irak. Así es como han muerto ya algunos periodistas europeos y americanos, entre ellos varios españoles. El señor Bush, silenciosamente, ha declarado la guerra a los periodistas. Quisiera cortar todos los canales que informan sobre su manera de hacer la guerra en Washington, o sea el Pentágono, mientras él cena bien vestido (y ya es difícil) frente a su amigo Blair, que también tiene la sensación de que han ido un poco demasiado lejos. Dijo Jean Cocteau que hay que saber hasta dónde se llega un poco demasiado lejos. Pero Bush no ha leído a Cocteau ni falta que le hace.
Aquí el único que está disfrutando con su guerra es Bush, y ya proyecta cómo será la nueva Bagdad que él edifique. Blair tiene una cultura latina que se queda en los cuatro latinajos que el inglés ha robado al latín y que sólo dominaba Hamlet. En cuanto a nuestro ígnito presidente, no se han ocupado de él para nada y al final va a resultar un pillo de la guerra.
Los periodistas necesitan creer en la información porque la información son ellos, somos nosotros. En eso se nota que un periódico es bueno, en que la gente cree en lo que escribe y hasta muere por ello, como Parrado, que ése ya es un demasié y ha puesto en la aventura su honestidad y la de su padre, o sea que lo han matado. El periodismo de enviado especial es un periodismo romántico. Pero ha dicho Pedro J. Ramírez que no hay guerras de máquinas. Bien dicho, coño. Las guerras seguirán haciéndolas los hombres y Dios dirá.
martes, 4 de diciembre de 2007
Juan Varela deja ADN.es
Juan Varela deja ADN.es. Desde su vuelta al blog apenas citaba al diario online de Planeta y sí mucho a www.elmundo.es; www.elpais.com; www.publico.es, Reuters; Europa Press...
Su blog, que ha estado casi moribundo, ha vuelto con fuerza y empuje. Con fotografías, vídeos de Youtube (con homenaje cañero a U2) y múltiples enlaces.
Espero que no deje a un lado el análisis de los medios de comunicación y las tendencias del periodismo.
Su blog, que ha estado casi moribundo, ha vuelto con fuerza y empuje. Con fotografías, vídeos de Youtube (con homenaje cañero a U2) y múltiples enlaces.
Espero que no deje a un lado el análisis de los medios de comunicación y las tendencias del periodismo.
Doctorado
Sin dejar nunca el periodismo activo y con otros proyectos creativos en marcha, hoy he vuelto a las aulas. Esta tarde he empezado los cursos de Doctorado en Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga.
Reflexión y análisis del periodismo, en concreto de las técnicas del Nuevo Periodismo en la sección Testigo Directo de EL MUNDO.
Una pasión, la literaturización de los reportajes y las crónicas de los corresponsales y de los enviados especiales, que se convertirá en unos años en tesis doctoral.
Reflexión y análisis del periodismo, en concreto de las técnicas del Nuevo Periodismo en la sección Testigo Directo de EL MUNDO.
Una pasión, la literaturización de los reportajes y las crónicas de los corresponsales y de los enviados especiales, que se convertirá en unos años en tesis doctoral.
lunes, 3 de diciembre de 2007
'Alumbramiento' y los Goya
Alumbramiento, de Eduardo Chapero-Jackson, ha logrado el Premio Europeo al mejor cortometraje. Este premio consigue cambiar la idea inicial de la Academia del cine de ningunear a los cortos españoles. Querían que los cortometrajes no tuvieran entidad propia, trasladar sus premios fuera de la Gala de los trajes de pingüinos.
A la Academia de Ángeles González-Sinde no le interesan los cortos y eso que muchos cineastas, como Amenábar, Almódovar o Daniel Sánchez-Arévalo, aprendieron el oficio con el corto. Sánchez-Arévalo (también novelista) que triunfó con Azuloscurocasinegro (con magnífica interpretación de Raúl Arévalo, Babirusa en El Camino de los Ingleses) quiere seguir haciendo cortos. No es un género cinematográfico menor. Hay escritores que sirven más para los relatos. Otros que prefieren escribir novelas. Y los hay que le dan a todo: relatos, novelas, reportajes...
La victoria del ex Sogecine Chapero-Jackson (a quien conocí en Tokio, cuando escribí la crónica del triunfo de Alejandro Aménabar con Abre los Ojos) no lo es sólo por su película, sino también para todos los cortometrajistas, plusmarquistas del celuloide, amantes de bucear en la historias de la vida. En menos de 30 minutos.
A la Academia de Ángeles González-Sinde no le interesan los cortos y eso que muchos cineastas, como Amenábar, Almódovar o Daniel Sánchez-Arévalo, aprendieron el oficio con el corto. Sánchez-Arévalo (también novelista) que triunfó con Azuloscurocasinegro (con magnífica interpretación de Raúl Arévalo, Babirusa en El Camino de los Ingleses) quiere seguir haciendo cortos. No es un género cinematográfico menor. Hay escritores que sirven más para los relatos. Otros que prefieren escribir novelas. Y los hay que le dan a todo: relatos, novelas, reportajes...
La victoria del ex Sogecine Chapero-Jackson (a quien conocí en Tokio, cuando escribí la crónica del triunfo de Alejandro Aménabar con Abre los Ojos) no lo es sólo por su película, sino también para todos los cortometrajistas, plusmarquistas del celuloide, amantes de bucear en la historias de la vida. En menos de 30 minutos.
Málaga y el mar
Debate sobre el Estado de la ciudad (Málaga). El alcalde De la Torre dice que Málaga debe mirar al mar (Puerto Deportivo de El Morlaco), reinvidica una ciudad "pujante" y valora el papel del Puerto como "centro del litoral" en la unión Oeste-Este de la ciudad.
Y el alcalde no dice nada de la escultura gigante picassiana que quiere construir en el Puerto.
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