La muerte de un periódico es una de las cosas que más me fastidian. Pero la realidad, dura, es así. Carlos Fresneda escribió el fin de semana en su apartamento del Village de Nueva York, desde cuya terraza se observa la bella silueta nocturna del Empire State, esta historia dramática. También certera. El sepulturero de periódicos. Réquiem por los diarios muertos.
Así arranca Fresneda en EL MUNDO: "Se llama Paul Gillin y ama los periódicos. La profesión la lleva en vena gracias al The Washington Post y al The New York Times de sus mejores épocas. Asegura sentir 'un grandísimo respeto por la institución de la prensa', pero hace ocho años se dio cuenta del 'giro tectónico' que se venía encima".
Lo que dice Gillin (Newspaper Death Watch): "El 95% de los periódicos locales de Norteamérica morirán".
"No creo que en Europa vaya a producirse una hecatombe a la americana".
"El viejo periodismo de investigación desaparecerá en gran medida".
La historia completa.
Así arranca Fresneda en EL MUNDO: "Se llama Paul Gillin y ama los periódicos. La profesión la lleva en vena gracias al The Washington Post y al The New York Times de sus mejores épocas. Asegura sentir 'un grandísimo respeto por la institución de la prensa', pero hace ocho años se dio cuenta del 'giro tectónico' que se venía encima".
Lo que dice Gillin (Newspaper Death Watch): "El 95% de los periódicos locales de Norteamérica morirán".
"No creo que en Europa vaya a producirse una hecatombe a la americana".
"El viejo periodismo de investigación desaparecerá en gran medida".
La historia completa.
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