En plena Feria de Málaga conviene desmarcarse de la agenda prevista e ir al cine a la sesión Golfa. Me esperaba Matt Damon con El ultimatum de Bourne. No había visto ninguna de las anteriores entregas. Muy espectacular, creíble (a excepción de que él siempre sale ileso) y, presidiendo la trama, el poder y las rencillas en una CIA (camuflada) en un rascacielos del Midtown de Nueva York.
La semana pasada vi la película que más me ha impactado este verano: La vida de los otros. No quería verla doblada al castellano. De repente, surgió una oportunidad para disfrutar del filme, con muchos meses de retaso, en versión original (alemán) y lo mejor: en pantalla grande. Escribo del -merecidísimo- Oscar a la Mejor Película Extranjera de este año.
Las escuchas telefónicas (coincidencia también con la saga Bourne), el Berlín Este que tengo la suerte de conocer por las coberturas para EL MUNDO de Baleares de la ITB, la feria turística más importante del planeta, y la pasada Berlinale.
Y, ante todo, siempre en invierno, muchas veces nevando, con temperaturas bajo cero, he paseado por las calles del interesante barrio de Mitte y la Linienstrasse donde vive mi gran amigo Michael Gordon... Los díficiles primeros años ochenta con una RDA que se derrumbaba con la Stasi, pero que, textualmente, moría matando: ahora se ha descubierto que tenía auténtica licencia para matar a todo aquel que intentara saltar el Muro (de Berlín).
La (falta de) libertad de prensa, los suicidios, una máquina de escribir con tinta roja camuflada en un piso de escritor que lucha por su Perestroika. Un final muy bueno, sin artificios y muy logrado permite que La vida de los otros sea nuestra vida en las dos horas de metraje. Lástima que Ulrich Muehe, el actor que interpreta al "escuchador" de la Stasi, ya no participará en más películas. Casi murió con los auriculares puestos. Los otros éramos nosotros.
miércoles, 15 de agosto de 2007
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6 comentarios:
Hola Agustín!
Me impactó la vida de los otros, la versión alemana del comunismo debió ser una desagradable pesadilla para quienes lo vivieron. Hoy sigue existiendo en los comités de vigilancia de los CDR cubanos... aunque realmente la fijación de la prensa del corazón con ciertos personajes requiere tanta atención y dedicación como lo hacía el personaje de Ulrich Mühe en esta peli.
Un abrazo
Paco
Agustín, tío, que yo sepa el acto se llama Matt Damon, no Matt Demon
Pedro Serra, el anciano editor
Anónimo (¿o eres Pedro ex Baluard Serra?: ¡¡Las preguntas por escrito!!), ya está cambiado lo de Matt Damon, que no Demon, como erróneamente escribí.
Paco, muy atinada tu comparación de la de la prensa del corazón con la del personaje de Ulrich. ¿Crees que los comités de vigilancia cubanos son todavía tan duros y crueles como los de la RDA que refleja La vida de los otros?
ui, parece que esto se anima
a mi tambien me gustaron las dos entregas anteriores. A pesar de la tematica, no abunda en la violencia; coches, tiros, ... para que el cerebro no tenga mucho que pensar. Y mola el damon este
y me apunto lo de los "otros"
Bueno, creo que sí son duros cuando el sistema lo requiere: si lees alguna sentencia como la del juicio de Raúl Rivero o de otros periodistas encarcelados, una de las pruebas de cargo es el testimonio (falso) de los vecinos.
En el fondo el Caribe dulcifica muchas cosas, pero la Revolución sigue siendo "Azúcar Amarga", como el título de la película.
Un saludo
Paco
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