domingo, 30 de septiembre de 2007

El Viaje de los Ingleses, en Fotogramas


Reseña de Pedro Calleja, en la revista Fotogramas de octubre de 2007 (número 1.968, año 60), de El Viaje de los Ingleses:

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El Viaje de los Ingleses. Rodando con Antonio Banderas (Ocho y Medio. 384 págs. 18 €), de Agustín Rivera, es un meticuloso ensayo sobre la gestación de El Camino de los Ingleses, segundo largo como director del malagueño.

Empieza explicando cómo y dónde se escribió la novela de Antonio Soler en la que se basa el film, y sigue recreando todo lo que sucedió durante el rodaje y la postproducción. El capítulo más sustancioso es el de la fiesta en casa de Soler, con proyección de diapositivas, sexo sin palabras...

sábado, 29 de septiembre de 2007

Primicias de este blog

Este blog no persigue como tarea fundamental buscar pisotones informativos, pero de vez en cuando se han conseguido. Varias han sido las primicias. Una de ellas, la apertura de una tienda FNAC en el Málaga Plaza, fue lanzada el pasado miércoles por La Opinión de Málaga. Este blog lo publicó el 25 de julio.

Otra: la no inclusión de la galería Alfredo Viñas en ARCO, la han reflejado varios periódicos. EL MUNDO de Málaga publicó un amplio reportaje el 16 de septiembre y esta semana se ha confirmado oficialmente. Este blog lo adelantó el 1 de agosto.

La tercera la publicó Carmen Rigalt hace dos sábados en Yo Dona: el sumario del caso Malaya como souvenir turístico (aquí el 23 de agosto).

Habrá más primicias y más novedades en este blog.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Vargas Llosa, tercer tiempo

Es la tercera vez en seis meses que voy a una conferencia de Vargas Llosa. En abril, en Málaga. En agosto, en Marbella. Y el pasado martes, en la Fundación Juan March de Madrid. Tomo notas, escucho muy atentamente y luego vuelco sus ideas en este blog.

En la Fundación March, Vargas Llosa explicó claves de su proceso creativo. Aquí van 12 perlas:

1) Todas las historias que escriben proceden de algo que hice, vi, leí o viví.

2) Construyo a partir de las imágenes que quedan en mi memoria.

3) En mi proceso creativo siempre hay elementos imprevisibles que me sorprenden continuamente.

4) La técnica es fundamental, pero nunca ha sido un fin en sí misma. La técnica tiene que ir al servicio de la historia.

5) Leí a Faulkner con lápiz y papel. Me fascinaba cómo descolocaba al lector y lo confundía para enriquecer la historia, le creaba inseguridades que le obligaban a concentrarse.

6) Un novelista tiene que inventar dos cosas: un narrador y el tiempo.

7)
Cuando un joven aspirante a escritor me pide consejos, siempre le digo que se lea la correspondencia que escribió Flaubert mientras escribía Madame Bovary. Ahí descubrí el tipo de escritor que quería ser. Es un privilegio único el poder seguir el trabajo de cinco años de Flaubert.

8) Hasta Madame Bovary, Flaubert no había demostrado talento, pero tenía una voluntad de hierro y una ambición desmesurada.

9) Flaubert diseñó una teoría muy moderna de lo que deber ser una novela: toda idea tiene una palabra justa. La novela es un conjunto de palabras justas.

10) ¿Cuándo termino una historia? Cuando estoy saturado, cuando ya no puedo hacer más.

11) Siempre tengo muchos proyectos acumulados, nunca me falta un tema.

12) Toda novela es un simulacro de vida y es una aventura distinta.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Reporteros

Acababa de morir Diana de Gales. Los paparazzi, cuyo término procede de Paparazzo, un fotógrafo que aparecía en La Dolce Vita de Federico Fellini, son los enemigos a batir. Umbral ironiza sobre el trabajo de estos reporteros "de acción", la Monarquía británica y hasta del padre Apeles, sí, el que mississipeaba con Navarro, el pelicano.

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LOS PLACERES Y LOS DÍAS

Reporteros

FRANCISCO UMBRAL

EL MUNDO; 3-9-1997

Ha llegado la hora solemne y granate de matar al mensajero. Desde los grafiti hasta el mandarín Kohl (él sabe lo que se hace, pensando en el periodismo político), casi todo el mundo está de acuerdo en que los paparazzi, los periodistas de acción, han matado a Diana de Gales.

Pero la realidad es que ellos iban a plasmar una comedia y les ha salido al paso una tragedia. Periodistas al fin, saben que Diana era mucho más que una reina de corazones en la baraja de los famosos, en el póker de los millonarios. Ella era «la princesa del pueblo», como ha dicho Tony Blair, la princesa laborista, como digo yo. Lo que hace el paparazzo es captar la Historia desde una moto. Historia es la erosión continua de la monarquía británica que se había propuesto Diana, una vez conocidos por dentro los divertículos de ese inmenso vientre histórico.

Evidentemente, y aunque esta afirmación parezca de mal gusto, la reina Isabel no tendrá en su día un entierro, un funeral civil de la calle como el de su repudiada nuera. El pueblo se orienta solo y los periodistas son pueblo en acto, son los monjes medievales a 200 por hora miniando de flashes la Historia viva cuando nace o es. ¿Se le hubiera exigido a Galdós que renunciase a contar todo lo que sabía sobre el asesinato de Prim (aunque luego lo contó mal)?

Los periodistas, estos periodistas del género «princesas», están calcando la crónica visual de la época, las costumbres y la Historia. Todos ellos lo saben y algunos lo intuyen. Las adúlteras y los políticos les temen. Los historiadores del 2021 se inclinarán sobre sus fotos. Un respeto.

Un intelectual monárquico tan respetable como Luis María Anson ha dicho por la tele que lo de Diana erosiona gravemente la monarquía británica y «repercute» en otras monarquías europeas. Y «lo de Diana» -caridad, solidaridad, antibelicismo, desnudos, libertad, en fin- ha desmontado para siempre la parkinsoniana ceremonia de una Corte que los ingleses rechazan hoy implícitamente al pronunciarse por la «enemiga» de esa Corte, la princesa que no quiso ser dócil, doliente y callada, como querría el padre Apeles.

Pero la filosofía/Apeles llena el mundo, es la vieja hipocresía cristiana -protestante o católica- y a la mujer vejada y traicionada se le ha exigido siempre que calle y otorgue para ganarse aquella lápida mortuoria que glosaba Ortega: «Cuidó la casa e hiló». Diana hundió la casa -Buckinham- y jamás hiló ni una braga. Mejor que eso, hizo «contestación» a la reina más sagrada de la tierra. Los reporteros, que son pueblo, saben que están trabajando sobre el cuerpo vivo de la historia y eso les obliga a ser implacables con el político, el aristócrata, la mujer alegórica, como Diana.

Diana no le ha ganado el presente a la «madrastra», digamos (hay varias), pero le ha ganado la posteridad. Es paradójico que estemos consumiendo hasta la adicción las fotos de este sombrío conato de París al mismo tiempo que condenamos a los fotógrafos y cámaras que nutren nuestra curiosidad, por una vez trascendental. La industria de la comunicación y la transparencia no la han inventado los paparazzi, sino que la sirven, y muy bizarramente. Si se les restringe, yo me como el carnet de periodista que no tengo.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Esquire

En sus páginas han publicado Scott Fitzgerald, William Faulkner, Norman Mailer, Tennessee Williams, Tom Wolfe, Ernest Hemingway y Truman Capote. Fue una de las Biblias del Nuevo Periodismo y ahora lanza su edición española. Escribo de Esquire.

Excelente presentación. Fotos atractivas. Diseño de gourmet, que recuerda (por ejemplo el que ilustra la página 119) al Magazine de EL MUNDO de la primera época, el que dirigía Manuel Hidalgo.

Como toda primera publicación está repleta de anuncios y, cómo no, uno de relojes que marca las 10 y 10 o las 22.10. Y el día, el 28 (2+8: 10). El 10 como sinónimo de perfección.

Murakami y su Tokio Blues, Gandolfini, el actor de Los Soprano, fetiche de Carlos Boyero, Cesc Fábregas, el ídolo del Arsenal, entrevistado por Guillem Balagué, son algunos de los ingredientes de esta revista que lleva como subtítulo Man at his best. En Esquire se echan de menos más grandes reportajes, más Nuevo Periodismo que sea fiel a sus orígenes.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Omoshuroi CAC

Kumiko, de la empresa Artesia, cuyo hijo Takumi regenta una tienda de manga en el centro (en la calle Juan de Padilla), estaba allí. También Atsuko Mochizuki, mi profesora de japonés en el otoño de 1998, antes de partir rumbo a Tokio. Y un sinfín de rostros nipones que arropaban al artista, a Yoshitomo Nara, en su soberbia exposición en el CAC (Centro de Arte Contemporáneo de Málaga).

Torre de Málaga es la principal pieza de la muestra. Retales de allí y de allá. Buscando en escombros, en desperdicios. Y dentro una casita de muñecas. Lápices de colores y una caseta con dibujos de varias obras. Mensajes en inglés. 1, 2, 3, 4. Change the history. Kanjis japoneses. Figuras que parecen sacadas de los Simpsons. Iconografía pop y de dibujos animados anime.

Fernando Francés, el capitán del CAC, saludó a Javier Marín, que acaba de lograr stand propio en ARCO. "¡Enhorabuena por lo de febrero!", le espetó Francés a Marín. El alcalde De la Torre conversó amigablemente con Berrocal, el fotógrafo. Y Miguel Briones, delegado de Cultura, confidenció con Francés, de aspecto mucho más tranquilo tras conocer, por EL MUNDO de Málaga, que Unicaja baraja no presentarse al concurso de gestión del CAC.

En el catering estaba el cineasta y escritor Nacho Albert, que ahora está montando el corto que ha rodado este verano. "Aún no he tenido vacaciones", confiesa. Alejandro Piqueras y Marita Acosta, del equipo de Turismo del Ayuntamiento de Palma, terminaron su visita al CAC viendo 15 minutos del video de Bill Viola en Japón. "¡Qué interesante!", exclamó Marita. Yo repliqué: Omoshuroi! (interesante y también divertido).

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Indro Montanelli

Sigue siendo un placer rescatar semanalmente para este blog las columnas sobre el periodismo y los periodistas que escribió Francisco Umbral en EL MUNDO.

Abril, 1997. Umbral aprovecha una entrevista en ABC a Indro Montanelli ("El Papa romano del periodismo internacional") para hablar del "oficio más bello del mundo" (dijo García Márquez) y la intelectualización de los diarios. "El comprar un periódico se va convirtiendo en un hecho subversivo, altanero, sospechoso".

El remate del artículo es magistral. O sea.

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LOS PLACERES Y LOS DÍAS

Indro Montanelli

FRANCISCO UMBRAL

EL MUNDO; 1-4-1997

Conocí a Indro Montanelli en Madrid, y aquí le hice una entrevista, en los sesenta, cuando vino a promocionar sus libros de Historia, que contenían una fuerte crítica del mundo actual (actual de entonces). Luego lo busqué en Roma, en la plaza Navona, donde él tenía una tertulia de café todas las tardes, y allí volví a escuchar su palabra encendida, vital, sobre la que lucían unos ojos redondos y una inteligencia como indignada. Luego, un galardón de prestigio, el Príncipe de Asturias, nos reunía en premios paralelos, noviembre del 96.

En Oviedo conversé bastante con Montanelli, que, convertido ya en una estatua de la Isla de Pascua (que es en lo que nos va convirtiendo la vida), mantenía la luz del entendimiento y los ardores irónicos de la palabra. Ahora, Isabel San Sebastián le ha hecho una gran entrevista en el ABC. Montanelli ha conseguido que Isabel, esta mujer hermética, le entre en una entradilla entregada y ferviente. Montanelli ha conseguido que Isabel, la de las olímpicas piernas, que siempre parece como mirar enfadada al entrevistado, como si la estuvieran mintiendo (y seguramente la están mintiendo), sonría para él, para el viejo, por primera vez, y que se vista de negro total, no luto sino respeto, como para visitar al Papa romano del periodismo internacional. Y el viejo le ha dicho unas cuantas verdades a Isabel, sobre el periodismo, ahora que somos noticia y escándalo a diario.

«La calidad no tiene mercado».

Gran verdad, maestro. Tiene uno que tragarse el talento todos los días, o al menos el ingenio, como esos tíos del circo que tragan fuego, para ponerse al nivel de los políticos, tan ridiculizados por Lázaro Carreter en su monumental libro, que hoy presentamos, El dardo en la palabra.

«Cuando se dice que robar en nombre del Estado no es delito, se empieza mal».

¿No les suena esto? Se diría que Montanelli está hablando de España, o de Roldán. O de otros.

«Temo que el periodismo escrito quede como un lujo para la aristocracia intelectual».

Razón que le sobra maestro. Uno considera que ya la gente que compra y lee periódicos es un lujo de esta democracia cuatrocaminera que disfrutamos en España. La televisión, tan querida y protegida de los sucesivos gobiernos (cualquier televisión), ha conseguido que los nacionales (y los internacionales) prefieran la imagen rauda al comentario demorado, el flash a la reflexión.

El hecho de comprar un periódico ya va resultando distinguido intelectualmente en España. Y si encima se lee ese periódico, entonces estamos salvados, o al menos hay un compatriota que se va a salvar de la marea de mierda en tecnicolor que múltiples canales arrojan a todas horas en nuestro living. A la gente le han llenado las gafas de colorines para que no piense. La gente tiene un pensamiento lacteado, niñoide, tonto.

Esta minorización mental de las mayorías es naturalmente deliberada y le interesa igual a la izquierda y la derecha, si es que el radiante neocapitalismo no ha borrado ya esas diferencias. Por eso el comprar un periódico se va convirtiendo en un hecho subversivo, altanero, sospechoso. Así hemos pasado los periodistas a ser la aristocracia esquinera de la cultura de la calle. «La imparcialidad no existe, es un engaño técnico». Toma ya. «El español es un idioma grandioso y por eso da un halo de grandeza a todo lo que toca». Pero nuestros locutores no se han enterado. «La independencia cuesta muy cara». A mí me ha arruinado, maestro. «¿Qué opina de la televisión digital?». «¿Y eso qué es?». Bravísimo.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Baloncesto vodka

Domingo familiar. 15 personas reunidas en una gran mesa horizontal, en un chalé amplio de Pinares de San Antón. La cita empieza con la carrera de Fómula 1. Salida un pelín marrullera del chuleta de Fernando Alonso. La noticia: el Málaga vuelve a ganar. ¿Será este Málaga el Valladolid del año pasado, querido Yagüe? Luego, pescado, ensaladilla rusa y lasaña (mejor no probar: lleva queso). Melón y plátano de fruta.

Tras la comida, el personal se dispersa. Uno duerme en una hamaca. El otro se encierra en su habitación a grabar música. El chacho opta por la piscina, tras contar cómo su altura (casi 1,90)causaba expectación en un viaje a Corea del Sur. La profesora de tenis prefiere el ping-pong. Yo, un poco de todo. Sobre todo me concentro en la inevitable y sabrosa lectura dominical de periódicos. "¿Dónde está EL MUNDO?", "¡Déjame el Magazine!". Foto familiar a las 20 horas. Se acaba el verano y se nota. Luz tenue de septiembre. Vuelta a la tele. Lituania gana a Grecia.

El Yaris me deja a las 21.20 horas en casa. "¡Esto es más fácil de lo que pensaba!". Iluso. Berni Rodríguez no sale a la cancha. Gasol, debilísimo en ataque, hoy no es el ¡jugón, jugón, jugón!, que tanta gracia le hace a Joaquín. No perdimos con Yugoslavia. Fue con Rusia (sin amor). Tengo que llamar a Emmanuel, casado con María, la rusa. Lo estará celebrando. Con ¿Absolut? Por favor, con naranja. Baloncesto vodka.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Ramadán de la Torre Acosta

20.000 musulmanes viven en Málaga. Más de 500 personas pasarán hoy por la nueva Mezquita de Málaga, situada en la calle Ingeniero de la Torre Acosta (que fue el padre del actual alcalde). Celebran el inicio del Ramadán.

La Mezquita está a 50 metros desde donde escribo hoy, también ayer y posiblemente mañana. Es un edificio imponente. Hay mucho espacio para la oración. También para los libros y conferencias. Durante el Ramadán ayunan todo el día y a las 20.30 horas toman leche y dátiles.

Llamo a mi amigo Miguel Ángel Mendoza, ceutí de adopción, lepero de nacimiento, y le pregunto por el Ramadán versión Ceuta. "Pasa muy desapercibido. Los musulmanes están absolutamente integrados en la vida de la ciudad", relata Mendoza.

Un día de estos iré a la mezquita y contaré lo que veo en el blog.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Los columnistas

"Especialistas en ideas generales". Así define Umbral el trabajo de los columnistas en este artículo de marzo de 1997. La radio es "ruido" y la televisión una "máquina". Y el periódico se ha vuelto "dialogante", asegura Umbral en un claro anticipo del potencial de Internet que permite los comentarios de los lectores en los blogs y periódicos en la Red.

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LOS PLACERES Y LOS DÍAS

Los columnistas

FRANCISCO UMBRAL

EL MUNDO; 12-3-1997

Con motivo del premio León Felipe a la Libertad de Expresión me preguntan los entrevistadores por el auge y éxito del columnismo en la prensa española, y sólo se me ocurre una respuesta: la noticia ya la da la televisión; al periódico le queda la opinión, el comentario, la glosa.

La televisión es una máquina y las máquinas no opinan. (La radio es ruido y detergente). Se insiste mucho en que la tele está politizada, hipotecada ideológicamente por unos grupos u otros, o por el Estado. Pero no es sólo eso. Es que el testaferro en sí, la formidable y espantosa máquina, sólo es un fotomatón perfeccionado que no puede emitir ideas. La imaginación de la tele es la publicidad.

Si el señor Pradera se pone a leer un editorial por la tele, seguro que pierde audiencia frente a mi amigo Arturo Fernández y sus elegantes ternos y sus sobrinas gachilillas. Por eso los periódicos, que no son tontos, han incrementado la opinión, la idea, la palabra escrita, la línea editorial y el juicio personal del columnista. Los estudiantes de periodismo quieren ir todos a la tele, pero los columnistas procedemos en general de la literatura, de la política o de ambos mundos. El columnista sería eso que Eugenio d'Ors llamó «especialistas en ideas generales». Las glosas de don Eugenio preludian el moderno columnismo, incluso por su brevedad.

También hay columnistas especializados en economía, ganchillo, cine, postres, autos y otras cosas que interesan a la gente. El periódico, con el advenimiento de la democracia y la Santa Transición, se ha vuelto dialogante, y el español es ante todo un señor que necesita diálogo, aunque sea con el barman.

La tele, más joven, no es por eso más avanzada, sino un medio ágrafo que da muchas imágenes y no sabe interpretarlas. A este periódico se le ha reprochado alguna vez el tener demasiados columnistas, pero si lo consideramos despacio resulta que hay hasta especialistas en homosexualidad, tema que sin duda tiene su público y necesita su portavoz. Naturalmente, no por eso el periódico tiene más público que la tv., sino mucho menos, pero aquí vendría bien lo de Tierno Galván: «el voto de calidad».

Los españoles que leen periódicos son españoles de calidad, lo cual puede parecer antidemocrático para un lector urgente, pero lo cierto es que la democracia se ensaya en los periódicos, hasta en los menos demócratas. Mientras las televisiones pierden el tiempo y la vergüenza cruzando el Mississippi, los periódicos mantienen un diálogo prudente, aseado, cotidiano, matinal y libre con los lectores. Tiene uno escrito que la columna no es el florero del periódico, sino muchas veces su eje, y ahí está el caso de Haro Tecglen, que mata muertos todos los días y da mucha guerra desde su columnita de televisión.

¿Premio a la libertad de expresión? Premio a los periódicos que la permiten y a los jóvenes periodistas que, en lugar de dedicarse a buscar ancianas violadas para la tele, vienen a casa diciendo que lo suyo es hacerse columnistas. Sócrates no vive en la tele, desde luego. Sócrates no se explica tan bien como Lina Morgan. (Ni siquiera iba al teatro, Sócrates, que era la tele de la época). Sócrates se hace usadero, practicable y cotidiano en los columnistas que han leído a Sócrates. Y con Sócrates no se hace zapping, un respeto.

martes, 11 de septiembre de 2007

Once historias de aquel once

Hoy es 11-S. Todos sabemos qué hicimos ese día. Yo estaba en Taipei, en un hotel-rascacielos de 40 plantas. Me alojaba allí invitado por el Gobierno de Taiwán para conocer la política y la economía de ese país. Mi particular 11-S taiwanés se completó con un tifón que asolaba aquel momento la isla china en uno de los días más negros de la Humanidad.

Seis años después, el periodista español Pablo Scarpellini publica Once historias de aquel once (Infinity Publishing). Carlos Fresneda, corresponsal de EL MUNDO en Nueva York, presenta esta tarde (a las 6 de la tarde, hora neoyorkina) la obra en el Instituto Cervantes de la Gran Manzana que pilota Eduardo Lago, Premio Nadal 2006.

Ayer, en la tercera página de Internacional de EL MUNDO, Scarpellini, cuya mirada y conversación demuestra cuánto ama su profesión de periodista, relataba uno de los once perfiles: Historia de un muerto colateral. Cómo el ex policía Bob Williamson perdió la vida tras exponerse durante meses al aire contaminado de la 'Zona Cero'.

Varios de los personajes del libros tendrán una conversación en torno a los atentados en las Torres Gemelas y las huellas que han dejado en los protagonistas de aquel trágico día. Víctimas y supervivientes estarán en persona para contar lo que vivieron y repasar la memoria que ha quedado recogida en la obra de Scarpellini.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Guadalmar


Hasta hace unos años, Guadalmar era sinónimo de inundaciones y de ruido de aviones (el aeropuerto Pablo Ruiz Picasso está al lado). También de un hotel, el Tryp Guadalmar, de Sol Meliá, donde se suelen concentrar los equipos de fútbol, de chalés espaciosos (allí tuvieron una casa Julio Iglesias e Isabel Presyler antes de que empezaran a proliferar los adosados) y del único espacio virgen costero que queda en Málaga, la disputada zona de Arraijanal, cerca de la Casa Abandonada, lugar de rodaje de El Camino de los Ingleses, y antigua casa-cuartel de la Guardia Civil.

En Guadalmar, frente al hotel, existe un chiringuito, llamado Servando, en el que sirven pescaítos. No sé si están más ricos que los de La Carihuela o Pedregalejo, pero el nivel es muy alto. Allí me reuní el sábado con unos compañeros del colegio, amigos desde que teníamos seis años. "¿Os habéis dado cuenta? Más del 80% de la conversación ha sido hablando del pasado", recordó José Luis. Vicente asentía. El pasado, también el presente y espero que el futuro, nos une para siempre.

Ellos se fueron de Guadalmar tras una sobremesa muy agradable. Decidí quedarme en la playa, que es arena y no tierra, como desgraciadamente ocurre en otras playas de la capital. Leí en EL MUNDO una entrevista de David Jiménez a Shintaro Ishihara, el populista alcalde de Tokio, la megalópolis más fascinante del planeta: por el metro de Tokio circulan a diario 29 millones de personas. Y en Yo Dona la estupenda Carmen Rigalt hablaba de una noticia adelantada por este blog.

El paisanaje de la playa era pintoresco. Una pareja argentina tomaba mate mientras no se perdía la vista del Mediterráneo. Cinco cañas de pescar, un par de jóvenes practicaban con una cometa y un grupo niños jugando en el agua (caliente) completaban la escena playera de -casi- fin de verano.

Mirando al oeste se ve mucho verde. Sólo hay edificaciones lejos (las torres de Playamar, en Torremolinos). Sobresale la zona de Arraijanal. El Ministerio de Medio Ambiente la va a expropiar (80.000 metros cuadrados) y es la perla costera de Málaga. El único territorio virgen de la capital. Mejor que quede así, virgen, sin puerto deportivo ni edificaciones (150.000 metros edificables). Por una vez y, ojalá que sirva como precedente, que pierdan los promotores. Ganarán los ciudadanos. La playa de Guadalmar, que celebró el sábado el ocaso del sol a las 20.27 horas, también lo agradecerá.




viernes, 7 de septiembre de 2007

Los últimos jueves de mes

Empezamos con Sábado, de Ian McEwan, Luego El lector, de Bernhard Schlink. Y el jueves 27 toca Las vírgenes suicidas de Jeffrey Eugenides. Tres libros que analizamos, debatimos, saboreamos e incluso criticamos si es necesario. Por ahora (es casualidad) las tres son novelas Anagrama, la exquisita editorial de Jorge Herralde. Las tres, literatura extranjera.

En la última reunión de Cincoechegaray hubo disparidad de criterios. Los hay que querían una próxima lectura más alegre, menos oscura que las anteriores. Una obra de teatro, deseaba la abogada Mercedes. Jesús, cámara de Canal Sur TV, reclamaba un homenaje a Umbral. Mortal y Rosa, proponía. Y un compañero de lecturas, respaldado por Salvador, periodista argentino, y Rocío, bibliotecaria, sugería el humor de Jorge Amado.

Lola, la moderadora, dice que la novela Las vírgenes suicidas es maravillosa y a ella nos lanzaremos. También nos propone el visionado de la película. Cómo una novela se adapta al cine. El eterno debate. Cine o literatura. Tinta o pantalla.

Recuerdo haber visto la película Las vírgenes suicidas (creo que en el aún vivo cine Albéniz). Me gustó mucho la Ópera Prima de Sofía Coppola, casi tanto como la tokiota Lost in Translation, la cinta que catapultó a Scarlett Johansson. Ahora recorreré el camino al revés, igual que cuando los lectores me preguntaban indecisos: "¿Qué hago antes? ¿Leo El Camino de los Ingleses, veo primero la película o empiezo antes tu libro [El Viaje de los Ingleses]?". "Lo que más te apetezca", contestaba.

Aurora Luque, en un artículo en Sur, ha resaltado las bondades de Cincoechegaray. Todas muy evidentes. Ahora sólo hace falta que el cine-teatro que está enfrente (en obras de esas que nunca parecen acabar) se reinaugure. La calle tendrá mucha más vida. Igual que la librería y este incipiente club de lectura de hombres y mujeres de entre 15 y cincuenta y tantos años que compartimos los últimos jueves de mes el maravilloso placer de leer un libro.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Escribir en EL MUNDO

Homenaje semanal a Umbral. El siguiente artículo del mejor columnista español de finales del siglo XX se publicó seis días después del nacimiento de EL MUNDO de Andalucía. En la redacción de la avenida de San Francisco Javier de Sevilla estaba colgado en un corcho, creo que detrás de la mesa de Javier Caraballo. Esta vibrante columna de Umbral sirvió de estímulo a los que iniciamos hace 11 años la aventura de EL MUNDO andaluz que capitanea Francisco Rosell.

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LOS PLACERES Y LOS DÍAS

Escribir en EL MUNDO

FRANCISCO UMBRAL

EL MUNDO; 27-9-1996

Escribir en este periódico, EL MUNDO, se va convirtiendo en un problema social, ambiental, político y costumbrista. La otra tarde, una vieja con perrito me dijo al pasar:

- Comunista de mierda que escribe en EL MUNDO.

Luego, en una radio, me dijeron que yo era el que había traído a Aznar. Pero, en todo caso, yo sólo he traído a Aznarín. Escribir en EL MUNDO es fácil porque en este papel te dan libertad, independencia, juventud, democracia y fax. Raúl del Pozo sigue siendo un gitano anarquista de Cuenca con la prosa de un Valle-Inclán salvaje. Martín Prieto es un socialistón ceguerón y civilón que fabrica unos artículos densos como cláusulas de Marx y ligeros y cachondos como la parla de un cincuentón soltero, enterado y de lengua sucia.

Tola hace surrealismo periodístico y lo manda aquí al periódico desde un bar de Goya. Víctor de la Serna es nuestro columnista más cosmopolita, el que ha de leerse toda la prensa inglesa, americana y francesa antes de abrochar una de sus cachazudas y enteradísimas columnas. De los memoriones que mandan largos y profundos ensayos pasamos mucho. Los lectores escriben con amenidad y relente de la provincia. Pedro J. se coloca los domingos unos aznarines que están poniendo en cuestión al centro/derechona. Y en este plan. Uno ha estado en todos los periódicos de España, algunos de Hispanoamérica y de Europa, pero uno nunca había escrito en un papel más casual, libre, loco y joven que éste. El rigor lo pone el director sin que se note, pero EL MUNDO está hecho en realidad entre los viejos muchachos del 68 y los jóvenes nefelibatas de la neomodernidad. Algo así.

Carmen Rigalt es la mejor comadre lírica de España y Manuel Hidalgo ve el mundo a través del cine, líricamente, y el cine a través de sí mismo, de su tristeza dura y humorística de solitario que nunca sabe si dejarse o no dejarse crecer la barba (como el periódico mismo). Bueno, pues toda esa pluralidad matinal y fecunda la entiende bien un millón de españoles que nos lee, pero no la entienden luego quienes miran el periódico de reojito, del revés, al bies, obstinándose en encontrar al señor Aznar en cada esquina (está escondido en la máquina de las mirindas).

No nos entienden quienes nos consideran integristas de Anguita, cachorros de la extrema derecha, botones de Mario Conde o amarillistas anglosajones entre machistas y amariconados. Quiere decirse que la prensa española acostumbra viajar en una sola dirección, como la tiza por la línea recta, o dándole vueltas al círculo de tiza caucasiano, poniéndolo todo a la postura de un viejo líder, a la grandeza de un viejo rey o a la escandalera social de cada tarde, que siempre se pierde una braga o una pulsera de oro. Lo que no entiende el español lineal de recorrido intelectual corto es que seamos un periódico democrático, radical y anarcoide, unos sujetos más preocupados por la calidad de página que por las anfractuosidades matrimoniales de los líderes carismáticos entre sí.

Este extraño y facilísimo papel que aquí producimos se vende mucho y se lee muchísimo, pero el nacional educado de siglos, digamos, en el periódico de cercanías, amigo de sus amiguetes y faldero del cacique político, no entiende nuestro mensaje múltiple, que tiene todas las letras de la palabra democracia, ni más ni menos. La inmensa minoría de los iletrados e ilectos, la plural tarasca cabreada del perrito, nos las hace pagar personalmente a los de EL MUNDO porque somos rojos, fascistas, palabrones, laicos, matones, padrotes, republicanos, modelnos y un poco bacilones (lo cual que esto último es verdad).

martes, 4 de septiembre de 2007

Japón en Estepona

Carlos Domínguez, ex delegado de la agencia Efe en Tokio (más de 20 años en Japón), fue un imprescindible amigo en mi etapa de corresponsal de EL MUNDO en la antigua Zipango. Ahora es redactor jefe en la redacción central de Madrid.

Carlos veranea en Estepona desde hace cinco años. Tiene un apartamento frente al Puerto del municipio costasoleño con vistas a los veleros y yates. En los días despejados se ve Gibraltar. Domínguez vivió su adolescencia en Estepona y siempre soñó con volver, aunque fuera en verano, a uno de sus lugares predilectos.

Ayer comí con él, con su mujer, Chiho, japonesa, y sus hijos, Borja, Eva e Irene. Los dos mayores hacían deberes de la escuela de japonés a la que acuden en Madrid (el curso empezó en abril). Eva terminaba de leer un libro en japonés que le había recomendado Chiho y dibujaba un manga, asesorada por Borja en el argumento, con personajes de ojos muy grandes.

Irene, la pequeña, de cuatro años, sólo quería nadar en la piscina, bucear y buscar conchas en la playa. "Deja de hablar con Papá, ¡vamos a jugar!", decía Irene. Carlos me prestó un libro sobre Masako Owada, la Princesa japonesa, que conoció a Naruhito, el Príncipe, en una recepción a la infanta Elena que Domínguez cubrió para Efe. Él también informó en enero de 1989 de la muerte del emperador Hirohito.

En casa hablan indistintamente japonés y castellano. Y juegan a la bolera y al tenis con la Wii que Chiho ha comprado este verano en Tokio. La familia apura sus últimos días de vacaciones. Japón en Estepona.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Optalidón

Acaba la semana y persiste el luto umbraliano. Por su interés, este blog reproduce el artículo publicado hoy en Sur por el escritor (y también columnista) Antonio Soler:

Optalidón

Por ANTONIO SOLER

Sur; 2-9-2007

Ese lenguaje del puñal dicen que también lo dominó Umbral. Era de la estirpe valleinclanesca, la del bastonanzo y la ira. Hubo un tiempo en que dio en la diana más que ningún otro pistolero EL otro día, pasando por aquí, a Pablo Aranda se le notaba más afligido por la muerte del futbolista Puerta que por la de Umbral. Y eso que a Aranda no le gusta la pelota. Ahí es donde se le ve la edad a Pablo, que viene de otra guerra y para quien una parte de nuestra vida ya es prehistoria. No se trata de echar carreras de muertos, como si estuviéramos en una película de Berlanga o incluso en alguna novela del propio Umbral, que le tenía mucha afición a las tapias de los cementerios y al trapicheo carnal que por allí había. Pero a nosotros no nos pasó como al compañero Aranda. Quizá porque a nosotros, con Umbral, se nos va una parte pequeña de lo que somos, un hábito.

Treinta años de verlo en las calderas del lenguaje, en el barco de los periódicos y en el de los libros. A veces excesivo y a veces caprichoso como niño de teta, por más que Umbral fuera más forofo de la pierna sedosa que de la teta en sí. Se le desangraban las tardes, venían a verlo ninfas con un diente de metal en la melancolía de la sonrisa y su carne era más literaria que humana, pero hubo un tiempo en el que dio en la diana más que ningún otro pistolero. Si no es cuestión de echar carreras con los muertos tampoco lo es echarlas con unos vivos que en su mayoría andan convertidos en paralímpicos a base de alcohol y madrugadas de guerra y sólo son atletas en el arte de clavar el mundo en un racimo diario de quinientas o seiscientas palabras. A saber cuántas veces Raúl del Pozo anduvo por delante de Umbral y a saber en qué lugar de esa 'foto finish' están Alcántara, Vicent o el alevín Camacho.

La matemática es para otro negocio. Esta tribu no es olímpica ni tiene cronómetro. El whisky no cuenta como dopaje -tampoco mezclado con el optalidón umbraliano-, y el navajeo aquí es legítimo. Ese lenguaje del puñal dicen que también lo dominó Umbral. Era de la estirpe valleinclanesca, la del bastonazo y la ira. Usaba la bufanda como un bandido el antifaz. Uno, cuando encartó, nunca lo quiso conocer. Mejor quedarse en el arrabal de sus libros, en esa nada de los domingos y en esas putas con aliento a Chester.

Puestos a hablar de su generación, uno prefiere el trato con otra ralea de plumíferos, Marsé, Caballero Bonald o la Matute, que no tienen el mandamiento de ser sublimes sin interrupción ni esconden al niño sentimental que fueron o siguen siendo bajo la coraza del malditismo. Pero aún así, al enterarnos de que la vieja momia, ese hombre que se envolvía en papel higiénico -«soy la momia fecal»- para combatir el frío, nunca más escribiría, nos sentimos brutalmente desposeídos de algo íntimo. Incrédulos y medio huérfanos, igual que un niño beato y lírico al que no se le ha muerto el padre, pero sí el párroco que le daba la comunión diaria. Mortal y rosa. Vendrá otro cura, sí, pero no le echará optalidón a la hostia.