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miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Junta de Andalucía reabre la ‘guerra’ de la playa contra Cañete

La Junta de Andalucía reabre la ‘guerra’ de la playa contra Cañete
Foto de archivo de activistas de Greenpeace que ascendieron a una de las grúas del hotel de El Algarrobico (Efe).

Un decreto ley, aún sin letra pequeña, sirve para reabrir la nueva guerra de la playa de la Junta de Andalucía contra el Gobierno Central. El Ejecutivo andaluz aprobó ayer un decreto para frenar el urbanismo costero de 52 ayuntamientos rebeldes, que no han cumplido el POTA (Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía) y de paso hacer frente a la reforma de la Ley de Costas que permite amnistía en el litoral.
La ley estatal impulsada por el ministro Miguel Arias-Cañete hace hincapié en el uso del dominio público marítimo-terrestre y la salvación que concede a los chiringuitos. La nueva norma de la Junta sólo afectará a los suelos situados en la franja de los 500 metros e incluirá la suspensión cautelar del planeamiento urbanístico de desarrollo en estos municipios.

“Al intervenir sobre la zona de influencia del litoral, caracterizada por ser la de mayor actividad urbanística, el plan contribuirá también de forma indirecta a la defensa del propio dominio público marítimo-terrestre. Este sentido, el reforzamiento de las condiciones para garantizar la sostenibilidad contrasta con la desregularización que para dicho dominio –de competencia estatal– ha primado en la reciente reforma de la Ley de Costas aprobada por el Gobierno central”, señala la nueva norma.

La Junta no quiere, de ningún modo, volver a repetir los “errores” del pasado, según las palabras pronunciadas por Luis Planas, consejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, al finalizar el Consejo de Gobierno. Planas no se refirió en ningún momento al hotel El Algarrobico (en la zona del Cabo de Gata almeriense) ni al macroproyecto hotelero ideado en la playa de Valdevaqueros (Tarifa), aunque El Algarrobico, con varios procesos judiciales en marcha, y el de la costa gaditana, con un plan parcial pendiente de desarrollo, en principio no se incluirían en el nuevo programa de reordenación del litoral.

La Junta de Andalucía no ha tenido más remedio que adoptar este plan ante la rebelión de los ayuntamientos de la costa: sólo el 11% de los municipios andaluces del litoral han adaptado los planes urbanísticos. “Nos encontramos con modelos urbanísticos de los años 80 o 90, expansivos y obsoletos, con crecimientos del más del 200%”, admite Planas para justificar la medida anticonsumo del territorio.
Hay más cifras que explican la importancia de esta norma. Desde Huelva a Almería, Andalucía cuenta con casi 1.000 kilómetros de costa, de los que el 40% está ocupado urbanísticamente. Hace 50 años la cifra apenas alcanzaba el 7%. En la población, el cambio también es muy importante: en la costa se concentra el 40% de la población andaluza (solamente hace 20 años apenas era el 20%).

La medida no ha gustado en los ayuntamientos andaluces costeros, la mayoría controlados por el PP. La paralización de la construcción de urbanizaciones en el litoral es una medida que podría agudizar aún más el empeoramiento económico de estos núcleos de población, como denunció ayer el alcalde de Mijas, Ángel Nozal, a Ser Málaga. Mientras, los ecologistas consideran que la medida ha llegado demasiado tarde. Eso sí, la portavoz de Ecologistas en Acción Andalucía, Lola Yllescas, señaló en declaraciones a Europa Press que en principio, "y sin conocer con exactitud el borrador", que aún no ha llegado a manos de la organización, "indudablemente nos parece muy bien" y "nos parece que algunas de nuestras peticiones se pueden empezar a escuchar".

Aquí el link de la información publicada en El Confidencial.

viernes, 3 de agosto de 2012

¡Salvad Valdevaqueros!


Para destruir el paraíso de una arena dorada y prístina sólo hace falta conceder permisos para la construcción de hoteles y una zona residencial. Los proyectos (1.400 plazas turísticas) pueden crear riqueza sin fecha de caducidad. Y en el paraíso del viento de Levante en la punta más al Sur de España, el urbanismo también puede matar -de modo definitivo-, no sólo una playa privilegiada, sino unas vistas a una vegetación que añora más la atmósfera melancólica de Galicia o a Asturias que la Andalucía costera de la eterna satisfacción sin preguntas.


Se confirman estampas de un paisaje penado desde la década de los sesenta por un asesinato urbanístico a cámara lenta, a modo de pistola con silenciador. Que parezca un accidente. Y si te he visto, tú y yo no nos conocemos de nada. Cádiz, por ahora, se está salvando, aunque hay otros proyectos como el de Conil o el de Bogaris en Barbate que cambiarían el concepto de un turismo sin aglomeraciones del que tanto disfruta el visitante no gaditano (y también el local).

La playa de Valdevaqueros de Tarifa es el nuevo paradigma de la cultura del ladrillazo, aunque la empresa no lo pueda ejecutar por falta de liquidez. Primero lo apruebo en el pleno municipal. Luego vendrán las grúas. Pleitos. Contenciosos administrativos. Quizá tribunales. Y los años pasarán y la mole permanecerá en este lugar privilegiado de la costa española. Nada que no se viera con detalle en la serie Crematorio o en la Marbella del GIL (con Jesús Gil, Moby Gil. También posGil y Gil: esto es, raciones dobles de Giles).
¿Cemento a discreción? Hace ya tiempo que los voraces hijos de Saturno de la costa española dejaron de ser excepciones, versos sueltos entre la maraña de espacio desordenado con mucha conciencia de arruinar entornos naturales de ensueño, un tipo de turismo en las antípodas del turista 1 millón, con entrega de ramo de flores, fotografías y primera plana en el periódico local.

Descontando el disparate del hotel Algarrobico (sin piquete de la vista) y la playa de Es Trenç en Mallorca, no existe otro proyecto urbanístico actual en la costa española que genere tanta indignación y movimiento ciudadano.  ¿Qué ocurrirá el sábado en Valdavaqueros? Hay manifestación de 11 a 13 horas, junto a la duna de la playa. El alcalde, muy bravo él, lo mismo ni le apetece pasarse por allí. “¡A la mierda con los ecologistas”, tituló Amparo de la Gama.

¡Salvad Valdevaqueros! Que la costa se hunde, aunque esto no sea Venecia y los surfistas sean los gondoleros de la zona, esos príncipes de las mareas de Levante que avisan, mientras sortean las olas contaminadas de la libertad africana, como si fueran una versión de un Rodrigo de Triana contemporáneo la frase que nadie quiere exclamar en la duna de Valdevaqueros: “¡Cemento a la vista!”.

Aquí el enlace de la Tinta de Verano.